martes, 29 de noviembre de 2011

NO PUDO SER

En primer lugar, pido disculpas por la extensión de la crónica.



27 de Noviembre. 06:00 A.M. Suena el primer despertador. Lo apago. Media vuelta a la cama. Poco más de medio minuto después, suena la segunda alarma. Me levanto y me voy a tomarme la dosis diaria de hierro. Vuelvo a la cama, como suelo hacer últimamente, para seguir durmiendo, pero ya es imposible. Es un día especial y los nervios no me dejan dormir. No es la primera vez, pero la preparación hace que sea una Media Maratón de Córdoba diferente. Me había planteado el objetivo de bajar de la barrera de 1 hora y 30 minutos, y todo estaba preparado para conseguirlo: buena compañía, un día espléndido, la mejor preparación (a mi modo de entenderlo) y un recorrido 'asequible'.
Había entrenado para conseguirlo, o eso creía yo. Finalmente, por unas cosas o por otras, no lo conseguí.
Aunque no quiera, porque ya no sirve de nada, me sigo preguntando en qué fallé para no poder hacerlo. Insisto, ahora es absurdo, porque sólo queda mirar hacia el futuro y pensar que me queda mucho por mejorar y que "Roma no se construyó en un día".
Los días previos los pasé en casa, con la familia y descansando. Aún así, hice cuatro entrenos en esa semana previa. Quizá con más kilómetros acumulados y más intensidad de lo que yo esperaba, pero es lo que me apetecía y por eso lo hice así.
El domingo era especial, porque estrenábamos equipaciones de 'Las Liebres del Serengeti 3.0', por fin, porque había muchos compañeros y amigos que se estrenaban en esta distancia, o que tenían interesantes objetivos, como yo.
Había 'liebres' que no podían estar físicamente, pero los teníamos presentes de corazón.
El planteamiento era sencillo, en teoría, sólo debía correr por debajo de 4'15" los 21097 metros. Pero entre unas cosas y otras no me encontraba a gusto. No llevaba un ritmo constante, como me había enseñado la 'liebre huertana' (Baldi).
Despedidas, gritos de ánimo y suerte a mi hermano, Mari Carmen y las demás liebres.
Buscaba a Luis 'Mochi' (la liebre de la Calle San Marcos), que esperaba que me sirviera para llevar el ritmo adecuado de carrera, pero entre tanta gente, fue imposible encontrarlo. Era como buscar una aguja en un pajar.
Salí muy despistado, ya que el pistoletazo de salida me pilló en la acera y fuera de la cinta que mantiene a los corredores como una piara de cerdos camino del matadero.
En fin, que salgo 'solo' y me pongo a zigzaguear durante los primeros metros y es muy difícil avanzar. Nos meten en un embudo de calles y, hasta que no salimos a la primera avenida, no se puede correr a velocidad de crucero. Aún así, paso el primer km. en 4'32".
Me encuentro pletórico y con muchas ganas. Adelanto a un gran número de participantes, entre ellos, al Tri-Caletero, a la altura de la rotonda del Sector Sur. Intercambiamos algunas palabras y sigo a mi ritmo. No paro de mirar el Garmin (como bien dice Baldi, es una delicia correr con estos aparatos. Es doping tecnológico, sin duda).
Voy visualizando la carrera a medida que pasan los kms. y recordando la desastrosa última vez que recorrí aquellas calles en la edición de 2009.
Poco después, aparecen tres atletas fernannuñenses que me marcan el ritmo, de lejos, pero manteniendo la distancia y sin perderlos de vista. Uno de ellos no puede aguantar el ritmo y se viene abajo.
Paso el primer punto intermedio por el km. 7 a los 29 minutos y pocos segundos de carrera y no estoy muy contento. No son los planes que había previsto, ya que había pensado pasar por debajo de ese tiempo.
Me vengo un poco abajo, pero se me pasa rápidamente y empiezo a ser optimista, porque estoy bien de piernas.
Me preocupa algo, ¿me tomo el gel en el segundo avituallamiento (km. 11), o espero un poco? Soy metódico, como siempre, y me lo enchufo en cuanto bebo algo de agua.
Primera pequeña subida. Se pasa sin problemas, e incluso adelantando a otros corredores. El problema viene al pensar en lo que nos llegará después. Le temo bastante, porque fue lo que me destrozó en la edición anterior.
La sensación no es del todo mala, pero me ronda en la cabeza el pensamiento de que no lo voy a conseguir. En ese momento, encuentro un incentivo bastante importante. El Tri-Caletero se pone a mi altura al subir la cuesta de la Avenida de las Ollerías y me dice que siga su ritmo. Lo hago y es uno de los mejores promedios que hago en la carrera, pese a estar subiendo. Poco después, todo cambia.
Un metro, dos, tres, cuatro... Mira hacia atrás, agacho la cabeza resignado y continuo mi ritmo cada vez más cansino. Mis piernas no responden a lo que le pide la mente y mi 'liebre Tri-Caletera' continúa su caminar progresivo hacia la meta. Desaparece de mi vista y, en el momento más crítico, aparece otra motivación: Rafa Álvarez, un corredor del pueblo experimentado y me da ánimos al ponerse a mi altura. Aguanto la subida al Brillante, junto a éste y un compañero suyo que no para de alentar a todo el mundo y pedir apoyos al público espectador. Sus palabras se me clavan en la mente: 'Al final de la subida está la meta'. Sé que aun quedan unos 6 kms., pero no le falta razón, ya que ese tramo es bastante asequible.
No obstante, sé que se me va a hacer interminable. Intento no perderlos de vista, pero me voy hundiendo poco a poco, sobretodo mentalmente.
Procuro no bajar de 4'15" en cada km. Para mantenerme fuerte, recuerdo un ejercicio que me enseñó Baldi: dedícale los últimos kms. a tus 'liebres' y piensa que te acompañan hasta el final. Me acuerdo de los ausentes: Mateo, David, del propio Baldi, de mi colega murciano David Falgas y, por supuesto, de todas las 'liebres', especialmente, Mari y mi hermano.
Pese a todo, no es suficiente. Enfilo los últimos kms. y siento que me van adelantando bastantes atletas, algo que no me solía pasar, ya que me gusta acabar de menos a más. Entre ellos, Álvaro, un triatleta de Vva. del Rosario y compañero de fatigas de mi hermano. Lo veo con nuestro mono de 'Triatlón Against Cancer' y me anima, pero mis piernas ya no dan para más.
Paso por el km. 20, con los aplausos del gentío y por el último avituallamiento, pero sólo pienso en terminar. No quiero ni agua, no quiero mirar más el Garmin, porque sé que me estoy viniendo abajo estrepitosamente (a 4'29" el último kilómetro).
Desde lejos, oigo la megafonía del Estadio cantando el tiempo de paso por meta de los corredores que han terminado: "1 hora 28 minutos...". Me quedan algo más de 500 metros. Quizá aun pueda conseguirlo. Aprieto, saludo a mi paisana María Raya, pero mi cabeza y mi ánimo no están para saludar a nadie.
Rodeo el Estadio y entro a la pista de tartán. Se que no lo voy a conseguir. Todo este tiempo de entrenos y de quebraderos de cabeza se van al garete derramados por las lágrimas que se me saltan al ver el tiempo en meta: 1:31:48.
No había hecho una planificación tan a fondo en todo el año. Series, fartleck, pesas, entrenos por montaña. Cientos de kilómetros para nada. Esto no entraba en el guión. El día era perfecto, pero no sé lo que falló. Me da por pensar que mi tope está ahí, ya que es la misma marca que en la Media Maratón de Murcia, o que me puede la presión y me obsesiono demasiado. Sinceramente, no encuentro la razón.
La Media Maratón de Córdoba debería haber sido la guinda a una temporada perfecta. No sólo en el plano deportivo, con mi estreno tan ansiado en Triatlón, sino en los aspectos académico y profesional.
Pero esto ya está olvidado y toca pasar página, aprender de los errores, levantar la cabeza y mirar hacia el futuro.


Sólo me queda pedir disculpas por la paliza de crónica, dar las gracias especialmente, a mi hermano, Mari Carmen, Baldío y, en definitiva, a tod@s l@s que me habéis apoyado antes, durante y después de esta prueba y mucho ánimo a todas las liebres, que este andadura no ha hecho más que empezar.

Larga vida a 'Las liebres del Serengeti 3.0'!!

5 comentarios:

jbaldío dijo...

Fernan tío enhorabuena porque es un tiempazo. Muchos sueñan hacer alrededor de 1:31 pero pocos lo consiguen. Lo de bajar de 1:30 es algo poco importante que llegará tarde o temprano, cuando te lo creas realmente y consigas tener buenas sensaciones desde el km.0 lo harás con los ojos cerrados. Lo de recordar la MM de 2009, lo de repetirte una y otra vez que no te sientes a gusto, lo de temer el siguiente kilómetro... realmente no sé de que te sirve. El dolor es soportable, pero el sufrimiento no y nos aleja de nuestras metas.

Enhorabuena por la crónica y por la carrera. Yo este año aún no he conseguido tu marca así que la valoro mucho. Bratzo!!

Anónimo dijo...

por comentarios como este...Cientos de kilómetros para nada. Esto no entraba en el guión. El día era perfecto, pero no sé lo que falló. no te dedicaría un minuto más, pero se que son momentos y hay que permitírtelos, pero solo hoy. porque mañana sale el sol y porque si no has bajado te han faltado 20 o 30 segundos puercos.
entonces yo el año pasado fracasé estrepitosamente en sevilla no??
pues no y mil veces no, hay que ser disciplinado en el entreno pero la mente debe entrenarse también y en carrera no puedes ir pensando en si esto o en lo otro, al menos no hasta que no pases el arco... hay que llorar en la meta no en el km 7.
enhorabuena porque creo que lo has conseguido aunque también te digo que puedes y vas a mejorar y lo mejor de todo, yo estaré allí para verlo (espero)

Isabel Marin dijo...

Mucho ánimo. El esfuerzo tendrá su recompensa. Todo a su tiempo, no te vengas abajo!!!todo campeón tiene sus momentos flacos. Un besazo y mucho ánimo!

Anónimo dijo...

Ya te lo dije el domingo por la tarde en la peña, no creo que ese sea tu techo ni mucho menos, que si lo fuera no pasaría nada, pero no lo creo. Tienes que cambiar un poco bastante la rutina, quitarte presión, y DESCANSAR Y DESCANSAR...sino a tu cuerpo no le permitirás crecer. Es solo una opinión. Creo que has llegado con demasiados entrenos, en las últimas 5 semanas, y ya se sabe que hay que llegar fresco, y con ganas de correr, y ya sabemos que tu esas ganas de correr las tienes siempre, pero esto te debe servir para que tú mismo reflexiones. Si te has ceñido al guión, y no ha dado resultados, creo que lo tienes muy fácil...CAMBIA EL GUIÓN. Un abrazo y pronto te veré con 1h:29 y bajando...

Anónimo dijo...

Las palabras de animo del tipo 'Al final de la subida está la meta' se agradecen, pero yo aun recuerdo con amargura y dolor de patas cuando me las dijeron la primera vez que subí en bici a Pradollano y me las dijeron a la altura del centro de visitantes...¡¡una tosta de bacalao lo que me faltaba aun!! juasjuasjuas